Los "tijeritas" se
han lucido con todo el pueblo español, aunque digan ahora que ha empezado la
recuperación, que la creación de empleo se dispara y que España es la que más
crece, con diferencia de todas las naciones de Europa. Oyendo todas estas
lindezas, se le queda a uno una cara de pánfilo que te cagas, porque no se
puede decir más mentiras con tan pocas palabras. ¡Fijaros!, cuando dicen
creación de empleo, quieren decir creación de pobreza y miseria, ya que por el
precio de uno, tres (Felipe decía que por el precio de uno, dos, pero esto era
otra cosa), contrato parciales a una, dos, tres, cuatro horas y trabajo por
doce horas con el salario de la indecencia de uno para tres. Suma y sigue en
educación, en salud, en dependencia, en..., sin embargo, no todo hay que achacárselo
a los "tijeritas", éstos obedecen a intereses ajenos a cualquier
Estado y siguen las directrices de los grandes lobby interesados en la gran
globalización, donde se diluye lo
particular en la generalidad para quedar impune cualquier sospecha de punidad.
La Democracia es el menos
malo de los sistemas políticos, según definición que se le da para justificar
este sistema, pero siendo esto así, a ésta se la utiliza para disfrazar las
dictaduras esclavizantes solapadas donde imperan los desprecios a los derechos
humanos y a cualquier otro derecho reconocido en pos de la humanidad.
Estamos a punto de entrar en
un nuevo año. Nos alegramos de su entrada y nos conformamos diciéndonos que
dejamos atrás el lastre de un año de desastres lleno de incertidumbres,
atentados, guerras interesadas, conflictos de desahucios, cierres de empresas,
salarios de miserias y de esclavitud, colas en las oficinas del paro, pobreza,
avalanchas humanas huyendo a otros lugares por tierra, mar y aire, campos de
concentraciones disfrazados en campos de refugiados, Bancos haciéndose con las
pertenencias de los demás desfavorecidos, corruptos a mansalva para soñar que todo
lo anterior, desaparecerá con el año entrante.
Aquí, en nuestra España, ha
sido un año convulso lleno de convocatorias electorales, donde la clase
política se ha esforzado y esmerado en
vender al Pueblo la mejor mentira creíble para continuar, ella, con los mismo
privilegios.
Una nueva ola de jóvenes
políticos cabreados, cansados del saqueo del Estado, ha surgido para decir al
Pueblo que todo lo anterior es viejo, que no vale, que hay que cambiar y que lo
que hasta ahora era el predominio de gobierno en la alternancia del
bipartidismo, ya no tiene sentido, es caduco, es añejo, no sirve, que a tiempos
nuevos, nuevas formas de organizarse, que "el régimen del 78" ha sido
una estafa. Nuevos impulsos. Nuevos entusiasmos. Es lo que presenta esta ola al
Pueblo.
Quisiera ser optimista, pero
desgraciadamente no estoy en esa onda. Soy hijo de la Dictadura franquista. Soy
militante activo y partícipe de "el régimen del 78", al que esta
nueva ola de jóvenes políticos cabreados tacha de estafa, pero esta ola de
jóvenes políticos cabreados, no ha sufrido en sus carnes las consecuencias de una
dictadura, ni tampoco las dificultades del tránsito de ésta a una Democracia
vigilada. El desprecio que muestra esta ola de jóvenes políticos cabreados a
"el régimen del 78", es bochornoso. Es verdad que la globalización ha
traído nuevos tiempos y estos tiempos nuevos hay que encararlos con nuevas formas y
otras miras, pero me temo que no tenemos los personajes políticos necesarios
con la altura de miras para estos nuevos tiempos.
Bochornoso me resulta que el
Pueblo, habiendo estado estos últimos cuatro años sometidos a tan drásticas medidas
de "robos" de derechos al Pueblo español, en las elecciones generales
del 20D, haya premiado con 7.215.530 votos al Partido Popular y sea la fuerza
más votada dentro del espectro de partidos que concurrieron a las elecciones. La
palabra masoquista me resulta simplemente suave la que el aplicaría al Pueblo.
No acabo de entenderlo por más vueltas que le dé a mis entendederas. Que esa
cantidad de votos avales al Partido Popular, el responsable del maltrato a las
clases bajas y medias, a las que han igualado en la miseria, haciendo
desaparecer a la segunda, es del todo inexplicable.
A pocas horas de inaugurar un
nuevo año, las puñaladas políticas traperas caminan a sus anchas. Nadie quiere
dejar su asiento. Todos quieren uno. El maremágnum está servido. Los viejos no
se quieren ir y los nuevos quieren entrar, mientras tanto, el País está en la incertidumbre.
Simón Candón 31/12/2015
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